martes, 30 de noviembre de 2010

Ética y Moral

El concepto de ética en nuestra filosofía occidental proviene de Platón, Sócrates y, en especial, de Aristóteles, filósofo griego y tutor de Alejandro el Grande. En su obra Ética a Nicómaco, escrita en el siglo IV a.C., Aristóteles trata sobre el valor y el carácter en la ética y la felicidad. Posteriormente, en el siglo XIII, están los importantes aportes conceptuales de Santo Tomás de Aquino, teólogo y filósofo.

En resumen se podría afirmar, que según nuestra filosofía occidental la ética es algo estable, absoluto, que no cambia y la moral es algo que cambia conforme cambia el tiempo. Algunos usan ética y moral como sinónimos. Sin embargo, los filósofos usan la palabra ética para la ciencia o disciplina teórica y moral para la práctica. La ética es lo que debe ser.

En este artículo me voy a referir a solo dos de los valores que se manifiestan en las personas que actúan con ética y moral, el carácter y la integridad.

El carácter es la fuerza anímica que permite a las personas a gobernarse a sí mismas y que refleja las cualidades de una persona. El carácter también es la suma de aquellas cualidades de excelencia moral que estimula a una persona a hacer lo correcto, que se manifiesta a través de las acciones correctas y apropiadas pese a las presiones internas y externas de hacer lo contrario.

La integridad, en relación con el comportamiento humano, es hacer lo que es correcto legal y moralmente y desechar lo incorrecto, es actuar siempre de acuerdo a lo que uno sabe que es lo correcto sin tener en cuenta las consecuencias. Tener integridad significa ser una persona moral y genuina con un gran sentido de honestidad y veracidad con relación a la motivación de sus actos personales. Una persona íntegra es honesta e incorruptible.

Es evidente que una cosa es saber cuáles son los valores y virtudes que deben regir nuestra conducta y otra, más importante, es vivir y actuar durante toda la vida de acuerdo a esos valores y principios. Probablemente, en todos los niveles de nuestra carrera profesional hay momentos en que tendremos que tomar decisiones éticas y morales difíciles.

Thomas Jefferson, filósofo, político, tercer presidente de EE.UU., expresó: “en cuestiones de estilo, nade en el sentido de la corriente; en asuntos de integridad y principios manténgase firme como una roca”. William Penn, filósofo inglés, expresó: “lo correcto es lo correcto aunque todos estén en contra y lo que es incorrecto es incorrecto aunque todos estén a favor”.

Todos sabemos que la honestidad es mejor que la deshonestidad, que decir la verdad es mejor que mentir, que el respeto a la propiedad ajena es mejor que el robo o la destrucción y, esencialmente, que hay una diferencia entre la conducta correcta e incorrecta de los seres humanos.

Lo importante no es saber o conocer los valores éticos y morales fundamentales sino tener el carácter para actuar siempre con integridad en todas nuestras acciones. Las personas de bien deben desarrollar su carácter moral ya que es la base sobre la cual reposan los principios fundamentales, es la fuerza anímica en los momentos difíciles. Nuestra conciencia debe ser entrenada y cultivada día a día durante toda nuestra vida para actuar correctamente tanto en la vida profesional como en la personal.

Termino con un pensamiento de Albert Einstein: “el esfuerzo más importante del ser humano es luchar por lograr que exista moralidad en nuestras acciones. Nuestro equilibrio interno y aún nuestra existencia dependen de ella. Solo la moralidad en nuestras acciones puede dar belleza y dignidad a nuestras vidas”.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Hay que tener valor

El célebre estadista británico Winston Churchill expresó: “El coraje es la primera de las cualidades humanas porque garantiza todas las otras”.

Para lograr lo que se desea, tener éxito y ser feliz se requiere tener valor, coraje, para enfrentarse al cambio, para enfrentarse a lo desconocido, para aceptar el reto y los desafíos que encontraremos durante toda la jornada de la vida, así como para asumir la responsabilidad de nuestro propio destino.

Hay que tener valor para soñar, para imaginar y para representarnos en la mente lo que se quiere ser, lo que se quiere lograr, lo que se quiere tener. Hay que tener valor para ser lo mejor de lo que podemos ser.

Publio Ovidio Nasón, poeta latino a comienzo del siglo I, expresó: “El coraje lo conquista todo y aún da fortaleza al cuerpo”. Ralph Waldo Emerson, filósofo estadounidense, en el siglo XIX, expresó: “La mitad de la sabiduría de un hombre va con su coraje”. Andrew Jackson, séptimo presidente de EE.UU., más o menos en la misma época, expresó: “Un hombre con coraje hace mayoría”. Es evidente que el coraje influye en forma determinante en nuestras vidas.

Hay que tener coraje para querer estar en lugares, posiciones y situaciones donde nunca hemos estado antes, para probar cuáles son los verdaderos límites de nuestras reales posibilidades así como para romper o eliminar las barreras que a veces se presentan o encontramos que limitan nuestro progreso, desarrollo y autorrealización personal.

Hay que tener coraje para soñar y dar rienda suelta a nuestra imaginación así como paraconvertir nuestros sueños en realidad. En artículos anteriores he mencionado que cada uno de nosotros tiene un potencial ilimitado para alcanzar el éxito y la felicidad y que nuestra actitud mental es determinante para lograr lo que nos proponemos. Walt Disney lo expresó muy claramente cuando dijo: “Todos nuestros sueños se pueden convertir en realidad si tenemos el coraje de querer lograrlos”.

Muchas veces, por alguna influencia externa que hemos recibido en algún momento en nuestra vida podemos pensar que el querer algo es una cierta forma de egoísmo, que no es bueno, que es una pérdida de tiempo o que no vale la pena intentar. Si esto sucede poco a poco se pierde la capacidad de imaginar, la capacidad de soñar.
Por supuesto que todos sabemos que sólo soñar no es suficiente. Porque de lo contrario tendríamos que estar de acuerdo con el poeta dramaturgo español, Pedro Calderón de la Barca, cuando en su obra La vida es sueño, al final del célebre monólogo, Segismundo dice: “Los sueños, sueños son”.

Hay que materializar los sueños en realidad mediante la acción. Hay que trabajar para convertir esos sueños en realidad. Se necesita trabajo, persistencia, perseverancia, determinación, voluntad, confianza en sí mismo para alcanzar lo que nos proponemos. Hay que tener valor para trabajar con pasión para lograr lo que queremos lograr.

Hay que tener valor, coraje, para autoanalizarnos y conocer nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades así como para analizar la situación actual con relación a nuestros sueños y a lo que queremos ser, lograr, hacer y tener. En esta jornada hacia un futuro de éxito y felicidad es importante saber hacia dónde vamos y qué es lo queremos así como también es muy importante saber el lugar y situación actual, nuestro punto de partida en este momento.

Una de las leyes básica de la física es que un cuerpo en reposo tiende a estar en reposo así como un cuerpo en movimiento tiende a estar en movimiento. Toma mucha más energía el arrancar un automóvil, una máquina, un avión que mantenerlos cuando ya están en movimiento. Se necesita más energía para cambiar de dirección que para seguir en la misma dirección. Esta ley también se aplica a nuestra actividad personal.

Si queremos esperar para encontrar la oportunidad ideal, perfecta o más clara o en la que no haya duda o cuando se conozca toda la información posible, de seguro que seguiremos esperando, esperando y esperando y probablemente nunca llegará. Cuanto más tiempo se espere, más energía se requerirá para romper la inercia del reposo. Hay que tener valor, coraje, para empezar o para cambiar. ¡Ahora es el momento!

Hay que tener coraje para tomar riesgos. En cualquier cambio de situación hay un riesgo implícito. Tratar de lograr algo bueno, algo mejor, implica un riesgo, pero no tomarlo significa seguir en la misma situación y si se continúa haciendo lo mismo no habrá ninguna posibilidad de cambio, ni de mejora, ni de convertir los sueños en realidad. El Dr. Maxwell Maltz, autor de Psico-Cibernética, expresa: “Debemos tener el coraje de apostar a nuestras ideas, tomar riesgos calculados y actuar”.

Para tener coraje, valor, es necesario tener confianza en sí mismo y tener claramente definidos los valores personales que nos guiarán a tomar decisiones y llevar a cabo las acciones día a día. Con valores bien definidos podremos tomar decisiones importantes, especialmente cuando se presenten situaciones difíciles en alguna encrucijada en el camino hacia el éxito.

Debemos desarrollar el coraje necesario para tomar las decisiones que nos permitan utilizar el potencial que tenemos al máximo, convertir nuestros sueños en realidad, tener éxito y ser felices.