domingo, 16 de octubre de 2011

Hay que lograr el equilibrio en las áreas de la vida para tener éxito y ser feliz

Para lograr el éxito y la felicidad integral hay que lograr una armonía y equilibrio en las áreas de la vida: trabajo, familia, salud, amigos y espíritu. Todas estas áreas son muy importantes. Durante el trascurso de la vida, en función de la edad, los logros realizados, las metas, alguna de estas áreas adquiere mayor importancia que las otras. Dependerá, fundamentalmente, del estado en que uno se encuentre en un momento dado. Lo que hay que tener en cuenta es que se debe tender – siempre – a una armonía en el desarrollo de estas áreas para lograr una autorrealización plena, alcanzar el éxito y disfrutar la felicidad.

En esta oportunidad, deseo compartir el hermoso discurso sobre el equilibrio en las áreas de la vida (traducido al español) que diera Bryan Dyson, cuando era Director Ejecutivo de Coca Cola, en la ceremonia de clausura y graduación, el 6 de setiembre de 1996, en el Georgia Institute of Technology (conocido como Georgia Tech), ubicado en la ciudad de Atlanta, Georgia, donde hay aproximadamente 20,000 estudiantes.

Imaginen la vida como un juego en el que ustedes hacen malabarismos con cinco bolas que arrojan al aire. Cada una de ellas son el trabajo, la familia, la salud, los amigos y el espíritu.

Pronto se darán cuenta de que el trabajo es una bola de goma. Si se cae, rebota. Pero las otras cuatro bolas: familia, salud, amigos y espíritu, son de vidrio. Si se deja caer una de esas, va a quedar irrevocablemente dañada, rayada, rajada o rota. Nunca volverán a ser las mismas.

Compréndanlo y busquen el equilibrio en la vida. ¿Cómo?

No disminuyan su propio valor comparándose con otros. Es porque somos todos diferentes que cada uno de nosotros es especial.

No fijen sus objetivos en razón de lo que otros consideran importante. Sólo ustedes están en condiciones de elegir lo que es mejor para ustedes.

No den por supuestas las cosas más queridas por su corazón. Apéguense a ellas como a la vida misma; porque sin ellas la vida carece de sentido.

No dejen que la vida se les escurra entre los dedos por vivir en el pasado o para el futuro. Si viven un día a la vez, vivirán TODOS los días de su vida.

No abandonen cuando todavía son capaces de un esfuerzo más. Nada termina hasta el momento en que uno deja de intentar.

No teman admitir que no son perfectos. Ese es el frágil hilo que nos mantiene unidos.

No teman enfrentar riesgos. Es corriendo riesgos que aprendemos a ser valientes.

No excluyan de sus vidas al amor diciendo que no se lo puede encontrar. La mejor forma de recibir amor es darlo; la forma más rápida de quedarse sin amor es aferrarlo demasiado; y la mejor forma de mantener el amor es el darle alas.

No corran tanto por la vida que lleguen a olvidar no sólo donde han estado sino también a dónde van.

No olviden que la mayor necesidad emocional de una persona es la de sentirse apreciado.

No teman aprender. El conocimiento es liviano, es un tesoro que se lleva fácilmente.

No usen imprudentemente el tiempo o las palabras. No se pueden recuperar.

La vida no es una carrera, sino un viaje que debe ser disfrutado a cada paso.

El Ayer es Historia, el Mañana es Misterio y el Hoy es un Regalo: por eso se lo llama… el Presente.


A mi criterio este es un gran mensaje de inspiración que resalta la importancia del equilibrio y armonía que debe existir en las áreas de nuestra vida. Es probable que en algún momento hayamos pensado que el trabajo es lo más importante y por eso dedicamos gran cantidad de nuestro tiempo, dedicación y energías en detrimento de las otras áreas. Es posible que hayamos pensado que en nuestro trabajo somos indispensables o insustituibles; algo que en realidad no lo es. Como alguien, muy acertadamente expresara: tenemos que trabajar para vivir pero no vivir para trabajar.

Este mensaje nos debe inspirar a que tenemos que lograr un equilibrio y armonía en las áreas de nuestra vida para lograr el éxito y la felicidad.

sábado, 1 de octubre de 2011

Gratitud, sentimiento que debemos cultivar

Nosotros, al ser esencialmente sociales, interactuamos durante toda nuestra vida con otras personas. Para tener éxito en la vida y ser felices debemos practicar una serie de virtudes y sentimientos que nos permitan reconocer y apreciar la ayuda que recibimos durante toda nuestra jornada en este mundo.

Uno de los sentimientos que debemos cultivar es el de la gratitud hacia aquellas personas que en algún momento de nuestras vidas nos han formado, guiado, ayudado, comprendido y dado la oportunidad para que seamos mejores. La primera imagen que seguramente nos viene a la mente, cuando pensamos en gratitud, es la de nuestros padres; luego con el transcurso de los años puede ser la de un buen maestro, un buen jefe, un entrenador, un mentor, un amigo, nuestro cónyuge, nuestros hijos y, posiblemente, en cada una de las diferentes etapas de la vida haya alguna persona especial que merezca nuestra gratitud.

¿Qué es la gratitud? La gratitud es un sentimiento, una emoción, una actitud en reconocimiento de un beneficio o favor recibido y que se debe corresponder de alguna manera.

Sobra la gratitud se ha escrito en todas las épocas y ha sido considerada por muchos filósofos morales. Uno de ellos es el economista y filósofo escocés Adam Smith, universalmente conocido por su obra Una investigación sobre la naturaleza de la riqueza de las naciones (originalmente en inglés An Inquiry into de Nature and Causes of the Wealth of Nations), o sencillamente La riqueza de las naciones, publicada en 1776, que se considera como el primer libro moderno de economía.

Adam Smith, escribió en 1759, una gran obra sobre ética, La Teoría de los sentimientos morales (The Theory of Moral Sentiments); en esta extraordinaria obra, Adam Smith, al hablar sobre la simpatía y el espectador imparcial, menciona: “Todos los miembros de la sociedad humana necesitan de la asistencia de los demás… Cuando la ayuda necesaria es proporcionada por el amor, la gratitud, la amistad y la estima, la sociedad florece y es feliz”.

Es por eso que para desarrollarnos, autorrealizarnos, tener éxito y ser felices, entre otros sentimientos y virtudes debemos cultivar la gratitud.

Así como debemos agradecer a todas aquellas personas que en el transcurso de nuestras vidas nos han ayudado de alguna manera u otra; igualmente debemos agradecer, día a día, a Dios por el don maravilloso de la vida. Este don es personal, es para cada uno de nosotros y no lo podemos ceder a otra persona.

El Dr. Robert Emmons, Profesor de psicología en la Universidad de California, EE.UU., ha realizado numerosos estudios acerca de la psicología de la gratitud y la psicología de los objetivos personales; su conclusión es que el sentimiento de gratitud es favorable para el bienestar en general, que las personas que expresan gratitud son más felices, más optimistas, tienen más satisfacción con sus vidas y tienen gratas relaciones personales. Las personas con gratitud tienen pensamientos positivos que les permiten superar con mayor facilidad las dificultades de la propia vida. Posiblemente por esto es que el célebre filósofo romano Marco Tulio Cicerón, en el siglo I a.C., expresaba que “la gratitud es no solamente la más grande de las virtudes sino la madre de todas las otras”.

Con amor y gratitud todo se puede superar ya que tienen relación directa con la actitud y cuando tenemos la actitud correcta todo mejora en nuestras relaciones y en nuestra vida. Practiquemos la gratitud en todos nuestros actos hasta que se convierta en hábito para así crecer espiritualmente y tener pensamientos positivos para apreciar, día a día, a todos y todo lo que nos rodea, la belleza de la vida, disfrutar de lo bueno que tenemos a nuestro alrededor, tener éxito en todo lo que nos propongamos y ser felices, ya que la felicidad está en nosotros mismos.

Al dar gracias se enriquece nuestra vida espiritual. Cultivemos el sentimiento de gratitud, de dar gracias todos los días por lo que recibimos para así tener la correcta actitud que nos permita realizarnos a plenitud y ser felices.