
¿Qué es la felicidad? En términos generales, la felicidad es un estado de ánimo, una condición interna, de satisfacción y alegría cuando una persona logra algo bueno deseado que propicia una paz interior, una actitud positiva que estimula a lograr nuevas metas y autorrealización de la persona.
Aristóteles, célebre filósofo griego, en su obra Ética a Nicómaco, hace más de dos mil años, expresaba que la felicidad es el supremo bien y que es tan importante que todo el resto es sólo un medio para alcanzarla; y que todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices.
En la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América se expresa que la búsqueda de la felicidad es un derecho humano.
A través de todos los tiempos filósofos, psicólogos, sociólogos, antropólogos y religiosos han tratado sobre la felicidad.
La felicidad no se adquiere con la posesión de cosas materiales sino fundamentalmente con la satisfacción interna, con la manera como percibimos las cosas y con nuestra actitud mental. Séneca, hace aproximadamente dos mil años expresó “es la mente y no la cantidad lo que hace rica a una persona”.
Nosotros tenemos la capacidad de ser felices si nos lo proponemos. Nosotros obtendremos de la vida exactamente lo que hemos puesto en ella. Cuando hay buenos sentimientos, buenos pensamientos, esfuerzos constructivos y buenos actos, recibiremos, sin duda alguna, algo semejante, porque “el hombre recoge lo que ha sembrado”. Lo que usted hace con su vida depende sólo y exclusivamente de lo que usted decide.
Abraham Maslow, en su obra A Theory of Human Motivation (Una teoría sobre la motivación humana) formula una jerarquía de las necesidades humanas, la Pirámide de Maslow, y expresa que conforme se satisfacen las necesidades básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan otras necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide). El nivel más alto es el de la autorrealización y las personas que se encuentran en este nivel están en condiciones de lograr mayor realización, éxito y felicidad. Esto explicaría quizás el por qué en algunos países el nivel de felicidad es tan bajo y también el por qué Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia y Holanda están en los primeros lugares donde sus ciudadanos son los más felices del mundo.
La felicidad se logra al disfrutar sanamente, con principios y valores morales haciendo uso de nuestros talentos, de nuestra creatividad, de nuestra libertad, de nuestra inteligencia y conocimientos en una forma que realmente tenga valor y que sea trascendente. Hay que atreverse a ser feliz.
Parafraseando las palabras de la canción La Montaña, interpretada por Roberto Carlos, se podría decir para alcanzar la felicidad: Voy a subir la montaña y estar más cerca de Dios y rezar. Voy a pedir que las estrellas no paren de brillar, que los niños no dejen de sonreír, que los hombres jamás se olviden de agradecer. Por eso te digo, te agradezco Señor un día más. Te agradezco Señor por el sol que nació, por la sonrisa, por la esperanza, por el perdón. Una vez más… te agradezco Señor por un nuevo día, por un día más.
La felicidad se logra día a día al dar o recibir un cálido apretón de manos, un abrazo, un beso, una caricia, una sonrisa, una carta o email de un ser querido, al realizar un trabajo dando lo mejor de uno mismo, al establecerse metas, con una actitud positiva ante la vida, con fe y esperanza, disfrutando con los seres que se ama de un hermoso amanecer o ver al sol ocultarse en el horizonte, al observar la extraordinaria belleza de la naturaleza, la majestuosidad de los mares, la variedad de la fauna y flora con sus extraordinarios matices, de escuchar una bella sinfonía o una canción o balada, al leer un libro o visitar un museo, al pasear por un bosque, parques o lugares turísticos; es amar a su esposo o esposa y junto tomar el compromiso de formar un hogar donde siempre exista el amor, la armonía y la comprensión, enfrentar juntos los retos de la formación de los hijos inculcándoles valores morales sólidos para que puedan realizarse en la vida con propia autonomía y consolidar ese amor a través de los años y vivir permanentemente enamorados. La persona que decida vivir célibe puede desarrollarse con libertad y puede ser feliz si desea serlo; así como aquellos que por su profunda vocación dedican su vida para servir a los demás y encuentran la felicidad en cada acción humanitaria, de ayuda o de servicio que realizan. También aquella persona que por razones valederas se separa puede encontrar la felicidad en una nueva oportunidad.
Es decir, todos, cada cual en el campo de acción que elija o situación en la que se encuentre, podemos disfrutar de las bellezas de la vida en nuestra vida diaria y ser felices. Cada persona en su interior debe tener la actitud positiva para ser feliz. Cada persona debe definir, ella misma, lo que es la felicidad. La felicidad se encuentra en nuestro interior. El momento para ser feliz es ahora, hoy. En resumen, la felicidad está al alcance de todos.