
A través de la historia de la humanidad, las personas que han sobresalido en las diferentes áreas de la vida son aquellas que siempre han tratado de desarrollar su potencial al máximo. Es una virtud que hay que cultivar y desarrollar. Sabemos que la virtud es fuerza, vigor, valor; es integridad de ánimo y bondad de vida; es la disposición constante del alma para las acciones conformes a la ley moral; es un recto modo de proceder. Con razón, según los historiadores, en la antigua Grecia la palabra virtud prácticamente se confundía con la excelencia.
Particularmente en el campo de las instituciones académicas, organizaciones empresariales, negocios, actividades artísticas y deportivas se considera que la excelencia es una virtud y una meta por lograr. Es común encontrar en la exposición de la misión y operaciones frases como: excelencia operativa, compromiso a la excelencia, excelencia en liderazgo, excelencia en la fabricación, excelencia académica, nuestra meta es la excelencia y muchas otras más. En universidades e instituciones de capacitación empresarial se dictan cursos relacionados con la excelencia como: Procesos de la excelencia, Excelencia en el control de riesgos, las Series de excelencia, Excelencia en la administración de la calidad, Excelencia en marketing y otros.
En realidad, de lo que se trata es obtener resultados sobresalientes en todo lo que una organización o persona emprenda. En todo lo que nos propongamos, en todo lo que hagamos debemos tratar de ser lo mejor de lo que podemos ser. De esta forma en nuestras acciones no aceptaremos resultados mediocres o regulares.
Aristóteles expresó: “Somos lo que repetidamente hacemos. Por lo tanto, la excelencia no es un acto, es un hábito”.
Ralph Marston, autor y editor de The Daily Motivator (El motivador diario) expresa: “la excelencia no es una habilidad, es una actitud. Lo que usted hace hoy lo puede mejorar mañana. Siempre espere lo mejor de usted mismo y haga lo necesario para que sea una realidad”.
Y Vince Lombardi, legendario entrenador de fútbol americano, experto motivador, su equipo ganó cinco campeonatos, expresaba: “La calidad de vida de una persona está en directa proporción con su compromiso hacia la excelencia, cualquiera que sea su campo de acción”.
Al ser la excelencia una actitud, un hábito, debemos buscar alcanzarla en todo lo que hacemos, en todas las área de la vida, personal y familiar, profesional y financiera, físico y salud, espiritual y ética, social y cultural. De esta manera lograremos una auténtica autorrealización para lograr el éxito y la felicidad.
Lo mágico de todo esto es que todos, cada uno de nosotros, puede desarrollar al máximo su potencial mediante la fijación de objetivos o metas, haciendo lo que a uno más le guste hacer en base a sus sueños, mediante un plan de acción para realizar las acciones necesarias para convertir sus sueños en realidad, preparándose en forma consciente para hacer lo que se tiene que hacer de la mejor manera posible, trabajando fuerte con disciplina y en forma inteligente con confianza en sí mismo.
Hay que tener un fervoroso deseo y un férreo compromiso para hacer todo lo que sea requerido para alcanzar las metas que usted mismo se ha fijado sin tener en cuenta lo que las otras personas puedan pensar, decir o hacer.
Con persistencia, concentración, esperanza, actitud mental positiva, inquebrantable fe y confianza en sí mismo se puede lograr la excelencia en todos nuestros actos, y así la excelencia será un hábito que nos caracterizará.
Practicando la excelencia estaremos en condiciones de hacer lo correcto en el momento correcto y de la manera correcta; de hacer las cosas mejor de lo que fueron hechas anteriormente; de eliminar los posibles errores; de ser cortés y tolerante; de ser permanentemente un ejemplo; de disfrutar plenamente en el trabajo; no aceptar las excusas ni las dilaciones; de analizar la situación y no actuar impulsivamente; de actuar en base a la razón y creatividad y no en base a lo que se ha estado haciendo; y de no contentarse jamás con un resultado a medias.
Al ser la excelencia parte de nosotros mismos la aplicaremos en todos los aspectos de nuestra vida, en casa como en el lugar de trabajo, cuando jugamos o cuando trabajamos, estará presente en nuestra mente y en nuestro cuerpo, es decir en todo momento. Al ser personas que tenemos una clara visión de la excelencia esto se reflejará en nuestra manera de ser y en nuestros actos. Teniendo en mente la excelencia siempre haremos lo mejor que podamos hacer. Por eso, nuestro objetivo: la excelencia.