Tener fe es creer en algo aun cuando no se pueda
demostrar. Tener fe es creer en Dios, es tener confianza en otra persona, en
uno mismo, en una idea, en algo aun cuando no hayan evidencias lógicas o
materiales.
Con fe podemos confiar en los extraordinarios
poderes del espíritu para poder vivir una vida llena de esperanza, entusiasmo,
imaginación, creatividad, amor y coraje para disfrutar de la vida.
Las personas que tienen fe en sus propias
habilidades logran más que aquellos que no tienen confianza. Los que tienen más
fe tienen más fuerza anímica.
La fe es la facultad de la mente que encuentra su
más alta expresión en la actitud religiosa. Usado en ese contexto, tener fe es
creer en Dios o en una doctrina religiosa.
Considero que es importante creer en Dios. En mi
vida he tenido relaciones de amistad, algunas muy sólidas y que se mantienen
vigentes a pesar de largos años transcurridos y de encontrarnos en lugares muy
distintos y lejanos, con personas que profesan una religión diferente a la mía.
Cuando hay auténtica fe en un Dios Supremo hay bondad, amor, tolerancia,
respeto, integridad y una serie de valores que hacen más fácil la convivencia
pacífica y la verdadera amistad entre seres humanos.
Benjamín Franklin, en su autobiografía habla sobre
la religión de la siguiente manera: “Yo nunca he estado sin algunos principios
religiosos. Yo nunca he dudado de la existencia de una Divinidad, ni que el
servicio de Dios ha sido de hacer bien a las personas; que nuestras almas son inmortales;
que todo crimen debe ser castigado y la virtud premiada, ya sea aquí o más
allá. Eso estimo es lo esencial en toda religión”.
La fe es una virtud que hay que cultivar. “Tener fe
es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos
de la realidad de las cosas que no vemos” (Hebreos 11:1).
Con fe se pueden mover montañas. “Les aseguro que si
tuvieran fe, aunque solo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, le dirían
a ese cerro, quítate de ahí y vete a otro lugar y el cerro se quitaría. Nada
les sería imposible”. (San Mateo 17:20).
En realidad, somos personas de poca fe y por eso
dudamos. Podemos preguntarnos: ¿realmente, con fe podemos mover montañas?
Cuando tenemos dudas empezamos a vacilar, empezamos a dudar de nuestra
capacidad. No hay que dudar. Hay que tener fe. Para mantener la fe debemos ejercitarnos
y orar. La fuerza de la oración es tremenda.
La Madre Teresa tenía una expresión muy hermosa a
este respecto cuando decía: “La Madre Teresa sola no puede, pero con Dios todo
lo puede”.
Norman Vincent Peale expresa: “Si usted puede solo
creer. Si usted quiere solo creer, luego nada será imposible para usted”.
Co fe usted será capaz de logros insospechados.
Tenga fe. Tenga confianza en usted mismo o en usted misma. Tenga confianza en
sus capacidades. Usted puede si cree que puede.
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