viernes, 28 de enero de 2011

Las relaciones interpersonales son importantes para tener éxito

En todas las actividades en las que participamos todos los días de nuestra existencia, ya sea en casa, en el trabajo, cuando hacemos ejercicio, practicamos algún deporte o en cualquier otro momento tenemos alguna relación con alguna otra persona. La realidad es que cuando esa relación es buena y efectiva nos permite tener una sensación agradable que nos enriquece y nos permite vivir la vida en mayor plenitud.

Cualquiera que sea nuestra situación actual de acuerdo a la etapa de nuestra jornada en la que estamos viviendo, las relaciones interpersonales juegan un rol sumamente importante para nuestra propia realización personal así como para la realización de los demás. De ahí que conscientemente debemos tratar de mejorar la efectividad de nuestras relaciones.

La mayoría de las personas que trabajan pasan más tiempo en sus lugares de trabajo que en cualquier otro lugar, de ahí que es necesario que las relaciones interpersonales que tenemos en nuestros centros de trabajos sean sólidas y productivas. Todos sabemos cuán importantes y trascendentes son las relaciones con nuestro cónyuge, hijos, padres, hermanos y amigos ya que son esas relaciones, las que a través de los años, nos sustentan, alienta, motivan y son necesarias e imprescindibles para nuestro bienestar general.

Brian Tracy, experto motivador que asesora y capacita para el desarrollo de personas y empresas, expresa: “Ochenta por ciento de las satisfacciones de la vida provienen de importantes relaciones”.

Para tener éxito, tanto en lo personal y familiar como en nuestras actividades profesionales y sociales, debemos tener presente que todas las relaciones que creamos y cultivamos son esenciales.

Al Ritter, en su libro The 100% Principle – The secret of great relationships (El Principio del 100% - El secreto de grandes relaciones), expresa: “Que muchas veces las personas basan sus relaciones con otras en el juicio que hacen de ellas, que pueden ser positivas o negativas”. “Que para que las relaciones sean productivas debemos dar más y esperar menos. Cuando hacemos esto nuestros corazones se liberan de juicios negativos y nuestra felicidad y efectividad se multiplican más allá de lo que pareciera posible”.

Debemos tener presente que nosotros somos los responsables de cómo son nuestras relaciones interpersonales. Lógicamente que hay factores externos que influyen en la calidad de nuestras relaciones con otras personas pero debemos ser conscientes que con nuestro carácter y actitud podemos hacer que esas relaciones sean favorables.

En todos nuestros actos debemos tener en mente ese legado fundamental que hemos heredado de nuestra cultura occidental cristiana a la que se ha denominado la regla de oro de la convivencia humana: “hacer a otros lo que queremos que nos hagan y no hacer a otros lo que no desearíamos que nos hagan”.

Es muy importante que en todo momento reconozcamos y apreciemos la dignidad de la otra persona y que al tratarla bien recibiremos en reciprocidad un buen trato y de esta manera nuestra relación será beneficiosa para ambos. Teniendo también presente que debemos dar más y esperar menos.

Para tener buenas relaciones hay que persistir en ser amable en el trato con otras personas, no esperar nada en retorno y no permitir que lo que diga o haga la otra persona nos afecte. Nosotros somos los que tenemos control sobre nuestra actitud y nuestras reacciones. Por supuesto, que esto es más fácil decirlo que hacerlo pero tenemos que ser conscientes que depende únicamente de nosotros que las relaciones con otras personas sean efectivas y beneficiosas para ambos. El 100% de la responsabilidad es nuestra.

Lógicamente, hay ciertas circunstancias (que esperemos sean mínimas) cuando lo descrito anteriormente no funciona o no se aplica. Se podría citar, como ejemplo, cuando el comportamiento de la otra persona es intolerable tal como actos en contra de la ética o moral. Dependiendo de la situación, en ciertos casos, sería mejor no tener relaciones con esa persona por sus efectos tóxicos.

Una de las relaciones que debemos fomentar y alentar es el de la amistad. La amistad es el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y fortalece con el trato. La amistad, que se da en las distintas etapas de la vida, es una de las relaciones interpersonales más comunes que tenemos. La amistad nace cuando se tiene algo en común con otra persona.

Una de las más bellas relaciones de amistad es con aquellos con quienes se han compartido tiempo y experiencias durante los años escolares, los años de formación académica o profesional en algún instituto o centro de enseñanza, en algún trabajo en particular o cuando se lleva a cabo algo que es común para ambos.

Muchas veces pueden haber pasado muchos años entre un encuentro y otro, pero cuando la ocasión se presenta inmediatamente se reaviva ese noble sentimiento. Ahora, gracias a los grandes avances de Internet es posible retomar contacto con los amigos sin importar dónde se encuentren y el intercambio es muy rápido.

La amistad es un valor que debemos cuidar y fomentar ya que es muy importante para nuestro desarrollo, nuestra estabilidad así como para mejorar nuestra sociedad. La verdadera amistad es una relación desinteresada donde existe confianza, respeto mutuo, generosidad, lealtad, sinceridad, fidelidad, comprensión, honestidad y afecto los cuales son valores que nos permiten autorrealizarnos, desarrollar nuestro potencial, vivir la vida a plenitud y ser felices.

En resumen, las relaciones que tenemos y mantenemos con otras personas son decisivas para obtener el éxito y la felicidad.

viernes, 14 de enero de 2011

Fijación de Metas – Herramienta clave para el éxito

Debido a la importancia de fijarse metas en todas las áreas de la vida para nuestro desarrollo y realización personal, especialmente al inicio de un nuevo año calendario, nuevamente trataré sobre esta herramienta clave para el éxito.

Al término de cada año es conveniente hacerse una evaluación para poder determinar qué metas fueron logradas y cuáles metas han quedado inconclusas. Es bueno, igualmente, determinar las causas o motivos de que no hayamos logrado lo que nos propusimos para sacar experiencia y obtener mejores resultados en el futuro.

Lo más importante de todo es – realmente – fijarse metas u objetivos. Ya sabemos y estamos convencidos de que la única manera de lograr algo en la vida es determinar, con la mayor claridad y precisión posible, qué es lo queremos lograr.

Una meta se define como algo que conscientemente queremos lograr, cumplir, obtener. Al fijarnos una meta tenemos un sentido de control sobre lo que hacemos en nuestras vidas y nos permite movernos más allá de las creencias o miedos que puedan limitarnos a que actuemos al máximo de nuestro potencial. El tener metas nos hace sentir útiles en la tierra al cumplir una misión que nosotros mismos nos establecemos.

Con metas claramente definidas crearemos la oportunidad de vivir una vida extraordinaria. Las metas son sueños con una fecha para convertirlos en realidad. El establecimiento de metas es una herramienta clave y vital para lograr el éxito y la felicidad.

Hay una serie de estudios realizados en EE.UU., que muestran que el 75% de las personas no sabe lo que quiere hacer o lograr en la vida, el 20% tiene cierta idea pero no sabe qué es lo que debe hacer para lograr lo que quiere y sólo el 5% sabe con precisión lo que quiere y tiene un plan para convertirlo en realidad. Posiblemente a nivel mundial este porcentaje podría ser menor. Los estudios demuestran también que las personas que se fijan metas, que saben con precisión lo que quieren son las que tienen más éxito tanto en lo personal como en sus actividades profesionales.

Así mismo, esos estudios reflejan que entre las personas que tienen más éxito y son felices hay algunos rasgos comunes característicos como tener metas claras, un plan de acción definido, fe, esperanza, optimismo, confianza, autoestima, control de sus vidas, sólidas relaciones familiares, buenas relaciones de amigos, trabajo interesante, distracciones saludables, un propósito en la vida y gran entusiasmo.

Nuevamente indico algunas pautas de carácter general para establecerse metas para que nuestra vida sea una continua realización de logros personales, familiares, profesionales, espirituales y sociales.

Primero. Pensar en grande, soñar. Dar rienda suelta a la imaginación y creatividad. Pensar en todo momento que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y que, por lo tanto, tenemos un enorme potencial por desarrollar. Los límites los ponemos nosotros mismos con nuestros pensamientos. Hacer una lista por escrito de sus sueños sin ninguna limitación. Atrévase a soñar en grande. ¿Cuántos en la lista? Recuerde, no hay límites. Empiece con 10, 20, 25, los que usted quiera. En cualquier momento esta lista inicial se puede modificar. Usted tiene total control, es su vida.

Segundo. Después de unas 48 horas, o un poco más, revise su lista que debe estar por escrito. Defina cuáles realmente son las metas que usted quiere lograr. Pregúntese en cada una de las que ha escrito ¿Es realmente una meta que quiero lograr? Si la respuesta es afirmativa siga adelante. Si la respuesta es negativa, elimínela de su lista. Posiblemente al final de su revisión su lista de metas será más corta y contendrá sólo aquellas metas que usted desea fervientemente lograr. Las metas deben ser personales, tener valor, deben ser específicas, realistas, realizables y alcanzables.

Tercero. Establecer una prioridad a sus metas. Evidentemente, no se podrán lograr todas al mismo tiempo. Algunas se podrán obtener en corto tiempo, otras requerirán más preparación y trabajo. De ahí que es muy conveniente establecerse metas a corto, mediano y largo plazo. La fecha, el plazo, que se fije es importante ya que nos permitirá concentrar nuestros esfuerzos.

Cuarto. Establecer un plan de acción para llevar a cabo todo lo que sea necesario para convertir sus sueños en realidad. Analice los recursos y medios disponibles así como el desarrollo personal que se requieren para lograr sus metas. Día a día haga lo que sea necesario para acercarse cada vez más a su meta. Este accionar diario debe convertirse en un hábito. Periódicamente (cada semana) revise su plan para ver si se está cumpliendo o si se necesita efectuar algunas correcciones; todo esto sin cambiar su meta. Las metas se logran poco a poco.

Quinto. Ser persistente. No hay que desanimarse ante los obstáculos que se puedan presentar ni ante las críticas de otras personas; esto es algo que vamos a encontrar dentro de todo proceso de mejora o cambio. Todos los obstáculos, cualquiera que sea su naturaleza serán superados con nuestra determinación y voluntad. Nada ni nadie nos detendrá o desviará de lo que nos hemos propuesto.

Sexto. Celebre sus victorias, celebre cada meta que cumpla para automotivarse y mantener el entusiasmo. Hay que disfrutar de los logros personales, por mínimos que sean ya que así alimentaremos nuestro espíritu de alegría y felicidad.

Para lograr lo que usted desee en la vida debe tener metas, cristalizarlas para saber exactamente qué es lo que quiere lograr, escribirlas para que el subconsciente sepa qué es lo importante para usted y haga un plan de acción con fechas límites de cumplimiento. Tenga fe, absoluta confianza en usted mismo y con optimismo, entusiasmo, voluntad y determinación lleve a cabo su plan sin dejarse vencer por los obstáculos que seguramente encontrará o por lo que puedan decir o pensar otras personas. Usted puede si cree que puede.

Zig Ziglar, experto motivador, autor de numerosos libros de motivación, en su libro See You at the Top (Nos veremos en la cumbre) expresa: “Las personas con metas tienen éxito porque saben hacia dónde van… Es tan simple como esto”.